El debate independentista catalán, que ya dura meses en España, sigue sin abordar un de los aspectos claves de cualquier país con aspiraciones soberanistas: el suministro energético.
A pesar de ser la comunidad con más centrales nucleares en España, Cataluña es deficitaria en energía eléctrica. Consume más de la que genera. Es, junto con Madrid y País Vasco, la comunidad que más necesita de las demás para encender las bombillas. Por lo menos, a precios suficientemente baratos para que la factura energética no se dispare.
En 2011, según los últimos datos disponibles de Red Eléctrica, Cataluña consumió 49.500 gigavatios hora de electricidad. Fue el mayor consumo de toda España, y un 18% del total. Pero solo produjo 42.200 gigavatios. Importó el resto (un 15%).
Se da la paradoja de que Cataluña es, gracias a las centrales nucleares (Ascó y Vandellós), la comunidad con más potencia de generación eléctrica instalada. Tiene algo más de 10.000 megavatios de potencia instalada. Posiblemente podría autoabastecerse, pero a precios altísimos que harían inviable la competitividad de las empresas. Más de la mitad de su potencia instalada es de fuel, de gas, o de ciclos combinados, es decir, de lo más caro de producir.
Cataluña importó fundamentalmente la electricidad que necesitó en 2011 sobre todo de Aragón, que gracias a sus más de 4.000 megavatios de potencia hidráulica, es de las comunidades más competitivas. Cataluña podría importar la electricidad de Francia, pero de momento, las interconexiones con el país vecino no son suficientes. Incluso llenando esas interconexiones, hay que tener en cuenta que Cataluña no tiene el monopolio de esos cables, pensados para la seguridad de suministro de toda España, no solo de una región.
Habría otros problemas añadidos. Las centrales nucleares catalanas necesitan del resto del sistema energético español para depositar los residuos. Precisamente por eso se está construyendo en estos momentos en Castilla La Mancha un nuevo almacén temporal de residuos (ATC). Cataluña podría llevar los residuos a Francia, pagando un alquiler, pero resultaría muchísimo más caro.
Otra cosa son los hidrocarburos. Cataluña tendría la llave de una gran parte del suministro al resto de España. En sus puertos, el operador CLH tiene tres instalaciones de almacenamiento a los que llegan hidrocarburos, y uno de los pocos oleoductos en España que enlaza la costa con el interior, en este caso, vía Lleida y Zaragoza. Cataluña, además, cuenta con dos refinerías, e incluso con plataformas de extracción de crudo en las costas de Tarragona.
Con todo, logísticamente, la estructura energética de la red de hidrocarburos siempre es más fácil de redistribuir que la eléctrica. Ante una hipotética ruptura energética entre Cataluña y España, la primera lo pasaría peor eléctricamente que la segunda en términos de hidrocarburos.
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